La muerte perinatal y neonatal de un bebé es una vivencia profundamente dolorosa y devastadora que a pesar de afectar a muchas familias, se vive a menudo desde el silencio, la soledad y el aislamiento.  Aún invisibilizada y con frecuencia minimizada, forma parte de la experiencia de muchas madres y padres que necesitan el debido acompañamiento y apoyo, puesto que es una pérdida tan real como la muerte de cualquier ser querido.  

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Puedes descubrirte preguntándote, ¿soy mamá/papá? ¿puedo encajar en la visión del mundo de "madre/padre" si no tengo a mi hijx para que los demás puedan verlx? Lo cierto es que sí eres mamá y eres papá, y también es posible maternar y paternar desde el duelo y desde la pérdida.  Es posible validar la existencia de tu bebé en este mundo, y como acto de amor afirmar su lugar en la familia, por más breve que haya sido su vida.

 

Tanto el dolor de los padres como la existencia del bebé merecen ser acompañadas, validadas y comprendidas. La vivencia de tener que despedirse cuando se espera la vida puede ser sobreacogedora y desgarradora, el amor que se siente hacia el bebé no se mide por las semanas ni los meses del embarazo.  

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La muerte gestacional y neonatal debe ser validada, apoyada emocionalmente y acompañada.